“Para vos un auto viejo. Para mí, una leyenda”. Eso es lo que dice una calco que apenas se lee en la luneta de “El Mimoso”, un “fitito” que vino desde Mar del Plata para lucirse en el séptimo aniversario de la filial tucumana del Fiat 600 Club, una agrupación nacional que amontona a los fanáticos de este pequeño y mítico modelo de sangre italiana. Esa frase, “para vos un auto viejo...” es quizás la que resuma de la mejor manera posible lo que sienten aquellos que se han enamorado del popular auto.
“Yo creo que la pasión se despierta porque es un auto chico con corazón de león. Yo tengo una camioneta nueva, pero cuando salgo con ella a la ruta soy uno más. Con el Fiat sos el centro de las miradas en el camino”, desentraña Juan Carlos Esains, de Mar del Plata, dueño de “El Dorado”. Es el quinto Fiat 600 que tiene en sus 64 años, y todavía recuerda el primero que se compró, cuando tenía 19 y destinó todos los ahorros de su primer trabajo. “Pero además -relata- en mi vida siempre tuve muchos altibajos económicos, y siempre que tuve que empezar de cero arranqué con un fitito”. Mientras habla con LA GACETA, Juan Carlos acaricia los faros de “El Dorado” y se emociona.
Los fanáticos coinciden en algo cuando intentan explicar su pasión: el Fiat 600 ha sido el primer auto de vaya uno a saber cuántas familias argentinas; se fabricó en el país entre 1960 y 1982, y fue siempre un modelo popular. Fabiana Mansilla, entre las pocas fierreras del encuentro que reunió a 50 autos en la Casa de la Cultura (Yerba Buena) también entró por ese camino. “Iba pasando por una calle cerca del parque Avellaneda y vi un fitito en la puerta de una casa. En el acto me acordé de mi viejo, de los viajes que hacíamos desde Santa Fe a Santiago, de las veces que teníamos que parar porque levantaba temperatura... fue el primer auto de mi familia. Y lo compré”, cuenta.
Abel Tannuré es arquitecto y todavía conserva el Fiat que se ganó en un sorteo en el año 79. Era el auto que usaba su mujer para llevar a los chicos al colegio, los mismos chicos que lo mantuvieron y arreglaron durante todo este tiempo. De hecho, su hijo Pablo (alias “Payito”), es ahora el encargado de la filial local del Fiat 600 Club. “Es muy bueno lo que se genera, porque los jóvenes se enganchan y se apasionan por esto. Intercambian repuestos, se ayudan entre ellos, viajan, llevan donaciones... Me entusiasma mucho que la juventud esté detrás de esto”, remarcó.
En el cumpleaños de la filial tucumana hubo locro para combatir el frío, sorteos y mucha camaradería con los viejos y nuevos fanáticos del popular “fitito”. Así fue la antesala del 14° Encuentro Nacional de Fiat 600, que será en Mar del Plata del 8 al 10 de octubre.